Donde quiera que vayan los humanos, también van nuestros microbios. Con el tiempo, estas pequeñas bestias pueden acumularse y causar un verdadero problema de salud para los humanos que viajan al espacio.
Un artículo reciente en el sitio web Science de la NASA rastrea la historia de los astronautas microscópicos. En un encuentro, los astronautas estadounidenses que viajaban a bordo de Mir retiraron un panel de instrumentos y descubrieron una bola de agua turbia del tamaño de una toronja, que se había condensado por la humedad. El agua no pudo escapar, por lo que se acumuló con el tiempo. Las muestras traídas a la Tierra mostraron que contenía varias docenas de especies de bacterias y hongos.
A bordo de Mir, se encontraron organismos que crecían en juntas de goma alrededor de ventanas, en componentes de trajes espaciales, aislamiento de alambre de cobre. Casi en todas partes. Y la Estación Espacial Internacional también tiene el problema. Los astronautas han descubierto parches de moho que crecen en un panel donde cuelgan su ropa de ejercicio.
La NASA está trabajando en nuevas herramientas que ayudarán a los astronautas a detectar diferentes tipos de microbios y hongos, y luego elegir el compuesto de limpieza adecuado para el trabajo.
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